11 agosto 2008

REVIEW: Wall·E (The Love Machine)

Quien podría haber imaginado que la película más romántica del año sería una de dibujos animados y que los enamorados ni siquiera serían de carne y hueso! Pero así es. El pequeño robot de ojos soñadores e ingenio sin límites, protagoniza una gran historia de amor llena de humor, ternura y sobre todo muy entrañable... pero ¿Cómo es posible que una especie de nevera andante sea capaz de tocar el corazón del espectador desde el momento que le vemos aparecer entre las ruinas que son su hogar desde hace 700 años? Ese es el secreto mejor guardado del infinitamente creativo ambiente en el que se mueven los trabajadores de Pixar (¡la verdadera fabrica de sueños del siglo XXI!) No queremos saber cuál es ese secreto, porque es pura magia y como tál no debe ser nunca rebelada ¡no queremos saber cómo lo hacen! sólo queremos seguir disfrutando de esos mundos increíbles en los que nos sumergen año tras año.


Wall·E es muchísimo más que una película de animación. No sólo es la mejor historia de amor desde hace años sino también es una comedia sutil e inteligente, además de una película con mensaje ecológico (pero al mismo tiempo optimista) que ya quisiera Al Gore... todo eso dentro de una aventura sin descanso en la que no hay lugar para el aburrimiento.
Desde el más pequeño robot al más insignificante plano, todo está tan cuidado que parece que un soplo de aire se lo va a llevar (y no me refiero al aire acondicionado a todo trapo de los cines estos días) y que en cualquier momento algo va a pasar, algo que va a fastidiar la perfección, pero afortunadamente ésto nunca llega a ocurrir.

Quizás hay 2 momentos delicados: Aquél en el que Wall·E abandona la tierra en un viaje a lo desconocido y nos deja con las ganas de verle un poco más en su diaria rutina, a la vez sorprendente e inocente, como si fuéramos Voyeur! En ese momento nos da parezca verle llegar a su nueva vida...pero esta sensación de desvanece cuando le vemos llegar a su destino e interactuar con todo el mundo como sólo una persona (perdón, robot) que no ha conocido la compañía y no tiene prejuicios ni miedo puede hacer, además cambiando profundamente a todo aquél que tiene la fortuna de cruzarse en su camino. El segundo punto delicado llega casi casi al final... cuando el espectador se enfrenta al desenlace y nos encontramos con la lágrima asomando (como hace varias veces a lo largo de la hora y media de película) pero no voy a adelantar nada...

Muchos la califican ya de obra maestra, otros pronostican un montón de Oscar (no solo el de animación) y otros la encumbran como la mejor obra de Pixar hasta la fecha... y no les falta razón! Lo que desde luego ha conseguido ya es colarse en el corazoncito del cinéfilo y hacerse un hueco para quedarse... Y para lograrlo no ha necesitado más que decir dos palabras: Su nombre y el de su amor platónico llegada de las estrellas...

2 comentarios:

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

Una vez más, y siguiendo tus (acertados) consejos, la parienta me obligó a ir a ver esta película. Si no recuerdo mal, es la primera película de animación que he visto (cuando era ñajo vi alguna de dibujos, claro; pero no es lo mismo). Nunca me han llamado la atención.

Y, una vez más, tengo que agradecerle a la parienta que me obligase a ir al cine :) ¡Pedazo obra de arte!

Impresionante película; aún más cuando apenas hay diálogos... y ¡los niños no tienen ningún problema para seguirla! Guión muy currado. Aplausos.

Muy recomendable verla rodeado de niños; es la primera vez que me encanta oír ruidos, voces, gritos y sollozos en el cine. Da gusto verles con esa alegría e ilusión. A mi lado había un enano que ¡casi se sube al asiento de delante de lo bien que se lo estaba pasando! Y yo con él, claro.

En el futuro los niños de ahora se van a dividir en dos categorías: los que han visto a Wall·E en el cine y los parias.

Lo malo de todo esto es que ya me veo comprando los múltiples Wall·E de la tienda Disney... ¿cartera, para qué te quiero?

Luna dijo...

Wall-e es un clásico en vida. Al igual que me pasó con El Rey León, es una de esas pelis que sabes que van a pasar a la historia.
Un dato: en las tiendas Disney ya no quedan Wall-e en forma de peluche, Evas con suerte les queda una y los muñecos y el resto del merchandising se venden como churros. Es curioso como Wall-e ha llegado por igual a niños y a mayores. Es simplemente genial :)