02 mayo 2007

The Fountain, un viaje al centro del corazón

Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, el Señor les expulsó del paraíso y escondió el Árbol de la vida, desde entonces la humanidad ha buscado desesperadamente el preciado regalo que se les arrebató el día que huyeron del Edén: la inmortalidad. Ese deseo es el hilo principal de The Fountain, la personalísima nueva película de Darren Aronofsky, película que por cierto ha estado a punto de no hacerse tras el abandono repentino de su estrella principal: Brad Pitt (menos mal, porque no le pega nada) y con el todo el dinero que iba acompañándole. Fue muy difícil para su director (y también guionista) convencer a los grandes estudios para que apoyaran una historia tan compleja y especial...pero en el momento que reclutó a Hugh Jackman y Rachel Weisz (esposa del director) como pareja protagonista, todo fue sobre ruedas.

Esta no es una película apta para todos los públicos. No es que tenga ningún tipo de escena que no debieran ver los menores...pero tiene muchas escenas que no deberían ver las personas con heridas del corazón demasiado recientes. Es pura emoción en imágenes. Muchas veces no tiene un ritmo comprensible y a veces crees perderte un poco en ese ir y venir entre el siglo XVI, el 2005 y el futuro, pero no tiene importancia, el poder de las palabras de sus protagonistas y el simbolismo que inunda todo acaba por sobrecoger hasta al espectador más duro!.
El argumento es sorprendentemente sencillo y complejo. Cuenta la historia de amor de Tom e Izzi Creo (un apellido lleno de significado) un matrimonio muy joven que se enfrenta al poder destructor de la enfermedad en desigualdad de condiciones. Mientras él, médico, lucha por encontrar una cura basada en un árbol centenario encontrado en Sudamérica ella lucha por preparar a su marido para su falta...al mismo tiempo conocemos a Tomas e Isabel, en la España de la Conquista de América, también unidos por la búsqueda de la inmortalidad a través de un árbol en poder de los Maya...y por último tenemos a Tom en el futuro, viajando en una cápsula espacial en busca de una cura para su Árbol de la Vida, que se seca poco a poco.

La cantidad de momentos reseñables nos da idea de que nos encontramos ante una película que merece la pena ver a pesar del mal rato que puede hacernos pasar, cosa que desde luego no es la intención de su director, quien en todo momento nos da un lugar para la esperanza. La esperanza en el amor, en el destino, en el poder de los sentimientos y la Fe. Pero aún así es una película que exige del espectador una gran implicación, cosa que es relativamente fácil sentir gracias a sus bellísimas imágenes y también a las interpretaciónes de sus protagonistas, que están inmensos.

Rachel Weisz demuestra una vez más que es el rostro más bello y dulce del cine actual, capaz de mostrar mil sentimientos con un pestañeo o un susurro (recomiendo verla en Versión Original a ser posible) y también destaca Hugh Jackman, totalmente irreconocible, no solo por el aspecto tan distinto que tiene en cada una de sus "versiones" a lo largo del tiempo sino porque su cambio de registro es asombroso, realmente se le nota emocionado en muchas de las escenas, tal y como ha declarado en alguna entrevista...y cuando veais la película entenderáis por qué, no os la perdáis.

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